domingo, 31 de marzo de 2013

No te ensucies...

En mi tierna infancia tenía una vecina que iba al colegio de monjas (yo soy carne de colegio publico ¡afortunadamente!) y que llegaba a casa exactamente igual que como había salido a las ocho y media de la mañana.

Limpia, bien peinada y oliendo a jabón  yo en mi infinita sabiduría llegaba hecha unos zorros, el día que no venia con un 7 en el pantalón, pelos de loca, uñas negras y la sonrisa mas bonita del mundo.

Me encanta que mi hija llegue hecha unos zorros, con que solo se lo pase la mitad de bien que yo ya se que recordara su infancia como infancia feliz. En casa no habían grandes lujos, mas bien íbamos apurados la mayor parte del tiempo en cosas materiales, y sin embargo mis amigos se morían por venir a casa a echar la tarde.

Recuerdo a esta vecina como una niña triste, bajaba pocas veces a la calle y se nos quedaba mirando a pesar de que la llamábamos para jugar. Pocas veces he hablado con ella pero recuerdo una en la que me decía que odiaba el colegio de las monjas, que su madre se enfadaba mucho cuando se ensuciaba y en aquella época era normal recibir un cachete.

Años después en plena adolescencia me entere que tenía problemas con las drogas, que había sido internada en varias ocasiones para desintoxicarse y al final había muerto de una sobredosis a la edad de 19 años. Su madre culpo a los amigos, al novio y nos miraba desde el balcón con rabia. Nunca la dejo jugar con nosotros porque eramos menos que ellos...

Mi vecina nunca se ensuciaba, nunca jugaba y nunca se reía.

2 comentarios:

  1. Yo también soy de la escuela pública y la defiendo a muerte. Son muy tristes esos padres que creen que sus hijos están bien educados porque en sus colegios tienen muchas extraescolares y uniforme guay. Y porque se gastan mucha pasta. Los hijos lo que necesitan es nuestro tiempo y nuestro amor. Aunque yo que te voy a contar...

    Un beso.

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  2. Mil veces me arrepiento de haber hecho el anormal los primeros años de vida de mi hija, llegaba a las siete y media a la guardería y salia doce horas mas tarde y porque cerraban, se la llevaba la chica y hasta las nueve que llegaba yo.

    Gane dinero, pero me perdí cosas que no tendré y ahora solo me preocupa que no me vuelva a pasar. Estar para cuando ella me necesite... Besos preciosa

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